En la República Argentina la práctica de análisis de suelo no ha logrado difundirse masivamente. Según datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en 2023 la herramienta de diagnóstico no superaba el 23% de adopción por parte de los productores, siendo los lotes destinados a gramíneas como trigo y maíz los mayormente muestreados.
Actualmente el valor de la práctica ronda entre U$s30 y U$s50, dependiendo de la cantidad y tipos de parámetros a evaluar. Por lo tanto, conocer el estado nutricional de un lote productivo de 30 hectáreas representa una inversión de tan sólo 15 a 25 kg de grano de trigo/ha.
Según la célebre cita atribuida popularmente al médico estadounidense Martin H. Fischer, "el diagnóstico no es el fin, sino el comienzo de una práctica". En ese sentido, para obtener mejores rendimientos y definir las dosis con las que lograremos mayor retorno económico, se vuelve fundamental saber cuál es la base desde la que partimos. Antes de realizar el muestreo, debemos realizarnos una serie de preguntas:
Podemos realizar un trabajo de determinación de nutrientes con varios objetivos. Entre los fines más conocidos, se encuentran:
-planificar una estrategia nutricional para un determinado cultivo;
-agrupar ambientes con similares características para luego realizar una fertilización diferencial por ambiente;
-monitorear la evolución de indicadores de salud del suelo; entre otras.
La época del año en la que se realiza estará sujeta al objetivo del análisis. Así, por ejemplo, un muestreo previo a la siembra puede ser de gran ayuda para determinar la oferta de nutrientes desde dónde partimos y, con esto, establecer una estrategia que se ajuste a las necesidades del cultivo. Por otro lado, si se pretende analizar la evolución de alguna variable en particular, lo correcto es tomar las muestras año a año durante la misma época calendario, ya que factores como las precipitaciones o la temperatura pueden generar variaciones en las mediciones de algunos parámetros.
Según Fertilizar Asociación Civil, en el caso de los cultivos extensivos una única muestra puede ser suficiente para 20 a 50 hectáreas, dependiendo de la homogeneidad del lote. A su vez, cada muestra enviada a laboratorio debería contar con al menos 20 piques o submuestras (cilindros de suelo obtenidos con el barreno) para obtener un resultado representativo.
Cabe destacar que no todos los suelos son homogéneos, por lo que , estimaciones que se realicen en una región pueden no ser extrapolables a otra. Además, el hecho de tener horizontes subsuperficiales densos, como presencia de tosca o arcillas expansibles, pueden dificultar la práctica cuando se la realiza manualmente.
Respecto a la profundidad del muestreo, esta debe ser de 20 cm, y debe tenerse en cuenta que, en caso de nutrientes móviles como Nitrógeno podemos recibir considerables aportes de los estratos inferiores, por lo que se vuelve necesario profundizar el muestreo hasta los 60cm.
Las discrepancias más significativas con respecto al valor real suelen originarse con submuestras obtenidas a diversas profundidades, en zonas que no representan adecuadamente el lote o debido a prácticas agronómicas diferentes. En otras palabras, es más común cometer errores en la toma de muestras que en el análisis de laboratorio.
En Amauta Agro consideramos que no solo la toma de muestras y el envío a un laboratorio de confianza que certifique sus métodos de análisis son esenciales, sino que la correcta interpretación de los resultados obtenidos juega un rol clave en el posterior desarrollo de una estrategia exitosa.
Así, si tomáramos como ejemplo un parámetro como el pH, podrían desprenderse un sinfín de cuestiones. El pH afecta el grado de disponibilidad de los nutrientes. En valores cercanos a la neutralidad (5,5 a 7) nos encontramos dentro del rango óptimo para la agricultura. En valores por debajo de 5,5 tendremos menor disponibilidad de nutrientes como Nitrógeno, Fósforo, Potasio y Azufre, menor solubilidad de Manganeso y Hierro y aumentará la fitotoxicidad por Aluminio.
Imagen 1. Disponibilidad de nutrientes según pH de suelo (Fuente: Castellanos 2014)
Otro parámetro medible e importante de interpretar es el valor absoluto de determinados nutrientes que son potencialmente deficitarios. En los suelos argentinos, estos suelen ser en mayor medida el Nitrógeno, el Fósforo, el Azufre y el Zinc y, en menor medida o a un nivel regional, el Potasio, el Boro y el Manganeso.
A continuación, y a modo de referencia, se presentan algunos valores críticos a partir de los cuales podemos encontrar respuesta al agregado de nutrientes en los cultivos, comprendiendo que siempre es preferible hablar de rangos críticos y no de un valor fijo.
Tabla 1. Valores críticos de respuesta para determinaciones de nutrientes pedidas al laboratorio.
Además del valor de la determinación, debemos tener en cuenta que existen relaciones que permiten o no la absorción de algunos nutrientes por la planta Un ejemplo de esto es la relación de bases intercambiables:
Tabla 2. Relación ideal de bases intercambiables. Fuente: Vázquez 2011.
En Amauta Agro ofrecemos una amplia variedad de soluciones nutricionales capaces de suplir las necesidades de cada productor y lote en particular.
Dentro de la línea de microgranulados para el momento de la siembra, contamos con AMAUTA MICRO + PLUS, un fertilizante que combina tecnologías que permiten una nutrición balanceada de precisión para el cultivo, con aportes de Nitrógeno, Fosforo, Azufre y Zinc de forma ultra localizada junto a la semilla, mejorando el acceso a los nutrientes aplicados y logrando condiciones más eficientes para una correcta implantación desde el inicio del cultivo.
También disponemos de NUTRIBALANCE, un producto que mejora las propiedades de las distintas fuentes de Nitrógeno. Su tecnología Duramón tiene efectos sobre las formas ureicas y amoniacales mejorando la eficiencia de aprovechamiento del nitrógeno aplicado. Por su parte, el Azufre y el Magnesio soluble complementan el aporte de nutrientes buscando maximizar la productividad.
Para corregir carencias nutricionales vía foliar, ofrecemos ZIMAN, una solución que en su formulación presenta aminoácidos libres de rápida absorción, que además ayuda a prevenir y corregir de forma eficiente las carencias de Zinc y Manganeso.
Por su parte, CUAJE es un fertilizante especialmente diseñado para favorecer el cuajado de frutos. Aporta Fósforo (elemento fundamental en la fertilidad de los botones florales), Boro (esencial en las fases de floración, cuajado y desarrollo de los frutos), Molibdeno (importante en el proceso de fijación biológica de nitrógeno en leguminosas). Además, contiene aminoácidos que potencian las fases de prefloración y floración.
Consideremos que contamos con el análisis de suelo de un lote productivo destinado a trigo en el Norte de la Provincia de Bs As (argiudol típico), cuyo objetivo de rendimiento es 5.000 kg/ha.
Tabla 3. Resultado de análisis de suelo previo a la siembra para ejercicio práctico.
Si observamos el valor de pH nos encontramos en una situación por debajo de 5.5 lo cual indica que las bases originales del suelo, Ca+2Mg+2, K+, fueron reemplazadas por iones H+.
En cuanto al Nitrógeno, el suelo estaría brindando unos 46 kg de N, por lo que la dosis de N a añadir con el fertilizante podríamos calcularla asumiendo un requerimiento de 30 kg de N/tn de trigo a través de un modelo de 150-X:
Cálculo de volumen de suelo en una hectárea:
10.000 [m2/ha] x 0,2 [m] x 1,2 [tn/m3] =2.400 [tn/ha]
Aporte de N-NO3- (0 a 60cm):
10,8 [ppm] +5,7 [ppm] +2,9 [ppm] = 19,4 g [N-NO3-/tn] = 0.019.4 Kg [N-NO3-/tn]
2.400 [tn/ha] x 0.0194 [kg N-NO3-/tn] = 46,56 [kg N-NO3-/ha]
Dosis de N a agregar mediante el fertilizante:
Nf= 150 - X = 150 [kg N/ha] - 46,56 [kg N/ha] = 103,44 kg N/ha
Dosis de fertilizante calculada a partir de NUTRIBALANCE 34
103.44 [kg N/ha] / 34 [kg de N] x 100 [kg de Nutribalance 34]-1 = 304,23 [kg de Nutribalance 34/ha]
Por su parte, los valores de Fósforo, Azufre y Zinc están por debajo del umbral crítico (como se muestra en la tabla 1), por lo que la probabilidad de respuesta al agregado de estos nutrientes es alta.
Una recomendación de fertilización de base con AMAUTA MICRO+ PLUS, aportaría Fósforo y Zinc protegidos, además de un pulso de Nitrógeno y Azufre y Ácidos húmicos y fúlvicos, diferenciales en el arranque del cultivo. A su vez, facilitaría la labor de siembra debido a las ventajas logísticas y nos aseguraría una rápida y homogénea emergencia de plántulas.
El agregado de NUTRIBALANCE 34, incorporado en pre siembra o bien voleado previo a una precipitación nos permitiría incorporar todo el Nitrógeno necesario. Tambiénagregando Azufre (nutriente fundamental en el metabolismo de proteínas y estrés) y nos posibilitaríairía aumentar la eficiencia de uso del N. También suministraríamos Calcio y Magnesio: nutrientes potencialmente deficitarios en una situación de pH como la planteada.
En caso de ser necesario se puede ingresar en macollaje con ZIMAN, para realizar un aporte de 150gr de Zinc /ha y 140g de Manganeso/ha.
Además de realizar una correcta toma de decisiones agronómicas (fecha de siembra, densidad, cultivar, etc.), ajustar el control de malezas e insectos, debemos entender que lograr los rendimientos potenciales máximos en agricultura moderna solo será posible pensando estrategias de fertilización que contemplen esquemas de nutrición balanceada independientes para cada situación.
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